Este tipo de lactancia no perjudica la salud de la madre ni del nuevo hijo: dar el pecho no es incompatible en absoluto con el nuevo embarazo. El único inconveniente lo encontraríamos en el supuesto de que presentara una amenaza de aborto en el segundo embarazo. En este caso, la liberación de oxitocina que se produce tras la succión del pezón, podría dar lugar a contracciones uterinas que, en teoría podrían empeorar la situación de amenaza. Sin embargo, no debe preocuparse pues la estimulación uterina cede espontáneamente en el momento en que el lactante suelta el pecho.
Sólo en amenazas graves se podría interrumpir temporalmente. Hay estudios de observación clínica que subrayan la inocuidad de este acto para el desarrollo intrauterino del feto. De igual manera, la madre iniciará la segunda lactancia tan pronto haya nacido su otro hijo.
Cuidados del pecho en la lactancia en tándem
Cuando una mujer se queda embarazada, aumenta la sensibilidad de sus mamas y esto puede hacer más molestas, incluso dolorosas las tomas. Más aún, si además tiene alguna grieta en el pezón o la glándula muy congestionada: es común que deje de amamantar algunas horas en espera de lo que le recomiende su médico o matrona. Estas situaciones llevan a dejar la lactancia natural en ocasiones, tanto por la incertidumbre en sí, como por la mayor sensibilidad mamaria. Otras veces, es la propia falta de continuidad la que acaba por inhibir la lactogénesis y, en definitiva, produce el destete precoz de su hijo.
Como quiera que el dolor casi nunca es intenso y las interferencias con el nuevo embarazo nulas, se recomienda continuar dando el pecho. En caso necesario se puede administrar analgésicos suaves del tipo paracetamol, y como consejo para aliviar esas molestias, se puede cambiar la posición del lactante en la succión o disminuir la duración de la toma.
Ventajas
Es normal que la madre muestre emociones negativas después del nacimiento de un bebé no esperado, sobre todo si aún está amamantando a otro. Ajustarse a las nuevas necesidades de su vida, con más hijos, puede aflorar sentimientos de melancolía y agotamiento. Sin embargo, mantener la lactancia aunque vuelva a quedarse embarazada tiene algunas ventajas:
– La madre ya es una experta, y no tiene la ansiedad de madre novata.
– Los pechos funcionan mejor que la primera vez y al aumentar la succión también producen más leche.
– La ingurgitación o mayor sensibilidad de los primeros días se ve disminuida porque el lactante ayuda a vaciar la mama.
– La succión del hermano mayor ayuda a la rápida subida de la leche, de modo que el recién nacido pierde menos peso durante sus primeros días de vida. Un pecho ya succionado se vacía más fácilmente y ayuda al hermano pequeño que aún está aprendiendo a mamar.
La leche
La producción de hormonas propias del embarazo (fundamentalmente los estrógenos y la progesterona) puede disminuir la cantidad de leche y modificar algo su sabor. Al final del embarazo, se vuelve a producir el calostro que necesita el nuevo recién nacido y que puede alterar también el sabor de la leche que ingiere el primero. Probablemente, el momento de mayor abandono de la lactancia en tándem sea precisamente éste, si es que la mujer ha aguantado todo el embarazo amamantando. Se debe a la suma de las dudas maternas más el hecho de que muchos lactantes notan ese cambio de sabor debido al calostro y rechazan por sí solos la toma, siendo excepcional quienes luego se reenganchan.
El estímulo que mantiene la producción de leche (lactogénesis) durante un embarazo es la succión del pezón por parte del lactante. El embarazo en sí, como consecuencia de esos cambios hormonales que hemos apuntado, tiende a disminuir progresivamente la producción de la leche. Por eso, las modificaciones en su sabor y textura son también importantes, ya que serán las que condicionen que el lactante no rechace la toma.
En este sentido, se estima que casi dos tercios de los lactantes se destetan durante el siguiente embarazo de su madre. Lo hacen sobre todo en el segundo trimestre, en parte porque la lactancia materna en nuestro medio no suele extenderse más allá de los tres meses, aunque debería llegar como mínimo a los 6 meses, pero también coincidiendo con esa caída en la producción de leche. El resto rechaza la leche materna hacia el final del segundo trimestre, bien porque ya no le satisface, bien porque repelen su nuevo sabor.
Las tomas
En el supuesto, cada vez menos frecuente, de que una madre esté amamantando a sus dos hijos, tendrá que organizar las tomas para que ambos queden satisfechos. Si la inquietud radica en que el recién nacido esté suficientemente alimentado, no se preocupe, pues éste ganará el peso adecuado siempre que la toma se realice correctamente.
El hermanito mayor seguirá succionando, incluso con más intensidad por notar cierta invasión de su espacio, pero no es impedimento para que no tenga suficiente leche para los dos. Nadie robará leche a nadie, hay leche de sobra, siempre que la mamá esté bien alimentada, y no demasiado delgada. En ocasiones de mayor nerviosismo por parte del lactante celoso, es atinado que la madre ponga límites y así su ansiedad disminuya poco a poco.
Infecciones
La lactancia en tándem no supone el contagio de enfermedades entre hermanos, al contrario, es probable que la madre comparta la misma inmunidad con sus hijos, consiguiendo que el pequeño reciba defensas contra los virus o bacterias de los que el mayor ya es portador. Por eso, si uno de los hermanos se enferma, no hay porqué reservarle un pecho para él, pues los gérmenes ya se han compartido antes de presentar síntomas.
Sólo en caso de una candidiasis o moniliasis (algodoncillo), que pasa de la madre al bebé y viceversa, o de algunas infecciones graves, altamente contagiosas, es conveniente que cada hermano tenga un pecho reservado para él. En cuanto a las medidas preventivas para las infecciones de la glándula mamaria o su pezón, se recomiendan las mismas medidas que durante un embarazo simple, como el baño diario, el uso de ropa interior limpia o los cuidados específicos del pecho en este momento.
Dr. D. Nicolás Mendoza Ladrón de Guevara, Especialista en Ginecología y Obstetricia Clínica Margen