La disquecia del lactante es un trastorno relacionado con la evacuación de las heces y gases del recién nacido, es benigno y, normalmente, se resuelve espontáneamente pasados unos días o semanas. Se acompaña de episodios de llanto, gritos, nerviosismo y enrojecimiento facial, algo que hace que los padres se preocupen bastante y se pongan nerviosos.
Cabe destacar que el llanto es la forma de comunicación que tienen los recién nacidos para mostrar su malestar. Muchas veces este llanto es inconsolable, produciendo en los padres un importante estado de ansiedad. En este sentido, los padres deben estar tranquilos, para intentar calmar al bebé.
Es muy común confundirlo con el estreñimiento del recién nacido, pero no es lo mismo. Mientras que en el estreñimiento las heces son duras y secas (y usualmente en forma de bolitas), en la disquecia del lactante las heces, como es normal en el recién nacido alimentado con lactancia materna, son blandas, o semilíquidas. Pero, entonces, ¿por qué se produce este trastorno? ¿Cuándo suele aparecer?
El origen y la causas de la disquecia del lactante
La disquecia del recién nacidose produce por la falta de coordinación entre el aumento de la presión abdominal (para intentar expulsar las heces) y el aumento de presión en los esfínteres. Así, el bebé intentará apretar el abdomen (para evacuar las heces), pero no podrá porque mantiene cerrado el esfínter anal. Es decir, es lo que el recién nacido quiere hacer, pero no puede. Y es que, la disquecia del lactante no es otra cosa que la falta de madurez del sistema de eliminación del recién nacido.
Pero, ¿cuándo aparece este desorden? Suele surgir en los primeros seis meses de vida del bebé, y como comentábamos antes, se resuelve espontáneamente pasado un tiempo.
Y, ahora que ya sabemos qué es este trastorno y, sobre todo, que pasa rápido, toca conocer qué se debe hacer para aliviar al bebé del dolor cuando se presente una crisis y qué está terminantemente prohibido.
– Ponerle al pecho para intentar que se calme
Si conseguimos que el bebé se tranquilice, se relajará y su esfínter anal tenderá a abrirse, y así podrá expulsar las heces y gases. Una vez que el recién nacido ha evacuado, estará definitivamente más tranquilo. Y es que, el llanto y el malestar del bebé cesará cuando efectivamente, haya expulsado las heces y los gases.
– Doblarle las piernas encima de su abdomen
De esta manera, conseguiremos aumentar la presión sobre el esfínter anal, y lograremos que, poco a poco, vayan saliendo los gases.
– Calmar la zona del abdomen
Poner calor local en el abdomen del recién nacido (bien con una prenda de ropa recién planchada, o con un bolsa de semillas previamente calentada, siempre con la precaución de no quemarle. No usar nunca mantas eléctricas)
Por otro lado, la disquecia del lactante genera mucha preocupación en los padres, que quieren mejorarla estimulando el ano del pequeño (bien con bastoncillos, termómetros, con aceite o cremas…). Esta práctica se desaconseja en absoluto, ya que el bebé puede acostumbrarse a los estímulos externos para defecar. Por supuesto, tampoco se deben usarse laxantes.
La disquecia del lactante supone una importante interferencia en la calidad de vida del niño y, por consiguiente, de sus padres, quienes necesitan una afirmación de que su pequeño no padece ninguna enfermedad, y que no precisa tratamiento.
Solo necesita un poco de tiempo para que su sistema de evacuación de heces y gases madure. Poco a poco será capaz de eliminarlos sin ningún tipo de problema. ¡Paciencia! En menos de seis meses, la disquecia se habrá resuelto.