Aunque hayas ido a clases de preparación al parto, lo cierto es que llegado el momento es normal sentir dudas y temores. Esta información puede ayudarte.
Normalmente, en el tercer trimestre de embarazo empiezan a presentarse las contracciones de Braxton Hicks. Se trata de tensiones en el abdomen que indican que el útero se está preparando para el trabajo de parto que tendrá lugar cuando el bebé vaya a nacer. Estas contracciones se presentan bastante antes del alumbramiento y no siguen ningún patrón; es decir, son muy esporádicas. No tienen relación con el inicio del parto.
Unos días antes de dar a luz comienzan los pródromos de parto, que se prolongan hasta unas horas antes del mismo. En este periodo el abdomen baja, lo que ejerce una presión adicional sobre la vejiga y la necesidad de orinar con más frecuencia.
En esta etapa las contracciones van presentándose de manera más frecuente y, sobre todo, más regular. La sensación es de endurecimiento o tensión del abdomen y unos dolores similares a los que se sufren cuando va a venir o se tiene la menstruación.
Finalmente, aunque no siempre ocurre, tiene lugar la expulsión del tapón mucoso, una sustancia espesa de color blanco, rosáceo o marrón.
En cualquier caso, este es el momento de verificar que tenemos todo listo para acudir a la maternidad cuando llegue el momento. Es conveniente tener preparada la canastilla del bebé, la bolsa de la mamá y la documentación necesaria, según proceda, con la suficiente antelación y disponer todo ello junto para agarrarlo rápidamente en el momento de salir de casa.
Empieza el parto
Se considera que se han iniciado las labores de parto cuando las contracciones son regulares, van ganando en intensidad y se presentan de manera más seguida. Además, tardan más en aminorar y no ceden cambiando de postura.
Es frecuente que en estos momentos se rompa la bolsa de líquido amniótico que envuelve al bebé; a veces incluso la rotura se produce sin que la madre haya notado contracciones fuertes. Es importante anotar la hora a la que eso sucede y el color del líquido, ya que esto nos puede indicar si el parto es más o menos inminente y urgente.
Lo normal es que al romper la fuente de manera espontánea el líquido sea prácticamente incoloro. En ese momento, debes acudir al hospital procurando mantener la calma, ya que tras la rotura de la bolsa el nacimiento todavía puede tardar entre 12 y 24 horas en producirse.
Hasta que acudan a llevar a la mamá al hospital, esta puede vestirse con ropa cómoda, caminar para facilitar que el bebé se encaje en el canal del parto, recostarse sobre el lado izquierdo para mitigar el dolor y mantener la calma.
Por el contrario, si el líquido amniótico es oscuro o presenta rastros de sangre hay que acudir a urgencias en la mayor brevedad posible para realizar un diagnóstico exacto de por qué ocurre esto.
Una vez que se llega a la maternidad, la matrona revisa la historia clínica y hace una exploración vaginal de la gestante para evaluar en qué punto se encuentra la dilatación del cuello uterino y si el bebé está correctamente encajado en el canal del parto. Además, monitoriza el latido cardiaco del bebé.